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OBSERVANDO
LA CALLE
No
hay nada más divertido,
ante
el agobio del trajín diario,
que
sentarse en una esquina,
y
tranquilamente contemplarlo.
Hay
que buscar el lugar adecuado,
y
una hora punta atractiva,
no
tener prisa, y concentrarte en lo que ocurra.
Pronto
te darás cuenta
de
lo abrumados que vivimos.
Que
nos parecemos a un robot o a un ciborg
emitiendo
señales programadas y repetitivas
que
ejecutamos cada día:
la
joven que acompaña,
a
una señora mayor en su paseo;
el
caballero que apenas puede controlar
las
correas de sus tres perros,
los
dos hermanos que van ligeros,
porque
llegan tarde al colegio,
la
chiquilla, cogida de la mano de su padre,
dando
saltos de alegría, hasta el instituto,
el
muchacho que pasa impertérrito en su bicicleta,
la
chica morena, con el patinete eléctrico,
y
muchos más paseantes con sus mascotas,
que
pueden ser su principal compañía.
Os
aseguro que se puede escribir
el
volumen de una enciclopedia cada día.
Elda
1 junio 2022
Jesús
Gandía Núñez
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