2265
CIENFUEGOS
En
una ruta nocturna,
me encontré
con un lucero
que
iluminaba mi sendero;
cansado
de tanto esfuerzo,
me
tomé un pequeño respiro,
y
sentado sobre una roca,
le
hablé así al amigo:
“te
estoy muy agradecido,
por la
iluminación del camino,
pero
no se cómo te llamas,
y
así será difícil que te recuerde.
¿Dime
tu nombre y de dónde vienes,
y cada
vez que me hagas falta
te
llamaré tres veces”.
El
lucero enigmático y mudo
me lanzó
un suspiro
y
ante mi asombro,
quedó
grabado en el sendero
este
mensaje luminoso:
“Soy
Cienfuegos y vengo del firmamento,
lo mismo
alumbro que creo incendios”.
Y yo
le contesté con enojo:
“prefiero
prescindir de tu compañía,
sabiendo
que provocas fuegos,
y ruego
desaparezcas de mi vista,
me
sobra con la luz de la luna,
y mi
conocimiento del camino.
Nunca
más vi al lucero,
ni sé
si fue realidad o un sueño,
pero
desde entonces…,
cada
vez que hay un incendio,
lo
voy buscando por el cielo.
Elda
16 septiembre 2022
Jesús
Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario