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CONFESIONES
Antes de mi lectura
pido perdón por mi atrevimiento,
y si a alguien molestan mis versos,
le pido pública disculpa.
Os aseguro que después de este poema,
que he escrito en plena faena,
me he lavado dos veces las manos,
y ahora son tan inocentes como las de Pilatos.
Pero vayamos al tajo, que al fin y al cabo
es lo que pretendo, rimar intimidades con el baño:
suelen ser, casi siempre amistosas,
y de agradecimiento compartido,
yo me entrego a él generoso,
dándole todo lo que puedo,
y el baño se siente útil y querido.
Por las mañanas, las visitas
son más precisas y necesarias,
por las tardes, tan solo un desahogo,
una plácida y benevolente visita de cortesía,
para dar salida a fluctuaciones de la comida.
Otra historia muy distinta
ocurre en la madrugada,
cuando centrado en plena fantasía,
una sirena escandalosa
anuncia…, como si fuera la policía,
una micción desesperada,
dando al traste con mi apasionada cita.
La mía es una maquinaria de relojería,
que siempre da las campanadas
a las horas previstas,
No quiero olvidar,
que tras mi paseo matutino,
la cristalina ducha de agua fría,
me pone de nuevo las pilas,
para ser feliz el resto del día.
Elda 30 Agosto 2022- Jesús Gandía Núñez
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