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Carretera infernal
Me desperté sudoroso y
azorado
ante aquella estruendosa selva.
Parecía que una locomotora
hacía trayecto bajo mi almohada.
Cuando abrí los ojos,
me encontré, sobre mi colchón de espuma
circulando sobre ruedas,
por aquella infernal carretera.
me encontré, sobre mi colchón de espuma
circulando sobre ruedas,
por aquella infernal carretera.
Entre camiones de gran tonelaje
cargados de material de canteras;
turismos desesperados
en medio de aquella caravana;
motos de gran cilindrada
y un ruido para volverse loco.
cargados de material de canteras;
turismos desesperados
en medio de aquella caravana;
motos de gran cilindrada
y un ruido para volverse loco.
Bicicletas, silenciosas y peligrosas,
que lo mismo adelantaban
por la izquierda que por la derecha
en un caos de pitidos y frenadas.
que lo mismo adelantaban
por la izquierda que por la derecha
en un caos de pitidos y frenadas.
Y mi colchón seguía, impertérrito
tras el sonido constante de una ambulancia;
casas a un lado y otro de la carretera,
peatones desesperados por cruzarla.
Y más de 3 kilómetros de ruidos
que regalaba noche y día
la carretera a Vallirana.
casas a un lado y otro de la carretera,
peatones desesperados por cruzarla.
Y más de 3 kilómetros de ruidos
que regalaba noche y día
la carretera a Vallirana.
Por fin, y tras infinita paciencia
el sonido de la ambulancia
que me precedía
me llevó a las afueras
de aquel bonito pueblo de montaña;
el sonido de la ambulancia
que me precedía
me llevó a las afueras
de aquel bonito pueblo de montaña;
donde sus habitantes agonizaban,
entre sonoros ruidos
y combustión de gases que envenenaban,
matándolos poco a poco...
en armonioso canto a la agonía.
Aterrado salté de la cama
interrumpiendo aquella maldita siesta
con una gran carcajada ja, ja, ja
¡qué pesadilla de carretera!
interrumpiendo aquella maldita siesta
con una gran carcajada ja, ja, ja
¡qué pesadilla de carretera!
29 de Julio de 2018
Jesús Gandía Nuñez
Jesús Gandía Nuñez
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