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Noche casi en vela
Anoche
me enamoré del firmamento.
Tanto
tiempo me tuvo ensimismado
que
los ojos se me llenaron de estrellas.
Rayos
y truenos, nubes y tormentas
son
el resto del año
nuestro
eslabón astronómico.
Pero
cada año por estas fechas
las
coquetonas Perseidas
nos
ponen patas arriba,
jugando
al escondite,
y
es que estos meteoritos,
llamados
Perseidas,
tienen
cada agosto
un bonito pretexto
para
dejarnos una noche en vela.
Pensé
mi gran deseo
por
si de improviso
algún
meteorito apareciera;
pero
pasó tanto tiempo
hasta
que se descolgó
lo
que parecía una estrella,
y
fue tan fugaz su vuelo,
que
olvidé solicitar mi deseo.
El
próximo año me lo apuntaré en la mano
y
aunque yo no lo pida
mi
encargo lo visualizará la Perseida.
San
Juan 12 de Agosto de 2018
Jesús
Gandía Núñez
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