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La charca del tesoro
(Fábula)
(Fábula)
Caminaba por sendero desconocido,
cada vez más perdido;
se acabó el camino
y me adentré emocionado en una inclinada bajada
de gigantescos matorrales.
Bajé
separando ramas
hasta una escondida ensenada,
donde unos pocos rayos de sol,
iluminaban una misteriosa charca.
hasta una escondida ensenada,
donde unos pocos rayos de sol,
iluminaban una misteriosa charca.
Vi
en la orilla del agua
una moneda dorada
que resplandecía, autoritaria
como faro de vanguardia;
una moneda dorada
que resplandecía, autoritaria
como faro de vanguardia;
cuando
fui a cogerla,
observé que había otra
muy cerca de ella
y luego otra y otra,
observé que había otra
muy cerca de ella
y luego otra y otra,
un sendero de monedas
que me fueron adentrando
en la enigmática charca.
Al
recoger la última moneda
bajo ella, descubrí una cajita
y luego otra y otra más,
hasta media docena de cajitas.
bajo ella, descubrí una cajita
y luego otra y otra más,
hasta media docena de cajitas.
Curioso
abrí una de ellas
y ¡ah mi gran sorpresa!
estaba llena de polvo de oro;
todas las cajitas rebosaban
ese mineral precioso.
y ¡ah mi gran sorpresa!
estaba llena de polvo de oro;
todas las cajitas rebosaban
ese mineral precioso.
Cerré
los ojos
y di mil gracias a la charca.
Más ¡cuan grande fue mi fracaso
cuando volví a abrirlos!
y di mil gracias a la charca.
Más ¡cuan grande fue mi fracaso
cuando volví a abrirlos!
pues sonó el despertador de casa
y se esfumaron monedas y charca,
cajitas y polvo fantasma.
Y
es que nada acontece
si antes con esfuerzo
no se gana.
si antes con esfuerzo
no se gana.
San
Juan 15 de Agosto de 2018
Jesús Gandía Núñez
Jesús Gandía Núñez
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