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jueves, 6 de febrero de 2020

QUÍMICA, BAJO EL PARAGUAS ROJO



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QUÍMICA, BAJO EL PARAGUAS ROJO

En la ciudad llovía intensamente,
por la calle, casi imposible caminar,
y era su primera cita con Belinda.
Por fin se había atrevido a invitarla a cenar,
a pesar de que hacía años que se conocían,
primero en la escuela y ahora en la universidad.
Tras la amena cena, en noche tan poco agraciada,
fue el paraguas el auténtico protagonista.
Ambos caminaron tan unidos y abrazados,
bajo aquellas varillas con tela roja,
que consiguieron que las dos respiraciones
se mezclaran en una sola.
¡Y hubo química! La noche prometía…
Al llegar a casa de Belinda los dos chorreaban;
ella, le pidió que entrara hasta que cesara la lluvia
y Gonzalo aceptó de buen grado sin dudarlo siquiera.
Belinda le sugirió que la esperara en el sofá.
Y Gonzalo se quitó el abrigo mojado;
mientras ella se cambiaba y se ponía cómoda.
Cuando Belinda apareció con su bata de transparencias
el muchacho cambió el semblante y se puso en guardia,
y ella le acercó un batín, para que se quitase la ropa mojada;
él, trastornado por el perfume que exhalaba Belinda,
la abrazó entusiasmado mientras ella le quitaba la ropa
Belinda se dejaba hacer, lo que tanto tiempo había deseado,
de aquel muchacho tímido, cuando iban a la escuela.
Gonzalo recorrió su tembloroso cuerpo con presteza,
abriendo la transparente gasa que la cubría
y los dos perdieron la cabeza…
fusionándose en un amasijo de brazos y piernas.
En la ventana, sonaba el musical golpeteo del agua,
y el sofá fue la pista de baile donde se deslizaron bajo la lluvia,
donde se liberaron de miedos y dudas;

abandonándose… a la dulce miel de sus caricias.

Elda 5 Febrero 2020 – Jesús Gandía Núñez


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