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UN ABUELO OPTIMISTA
Jadeaba un hombre viejo
quejándose de sus males,
pues parecía que no tenían
remedio.
En ese mismo banco otro
anciano,
le daba continuos ánimos;
le decía que “ él era feliz
porque tenía muchos invitados”.
Pero el primero no cesaba en su
tristeza,
que no era otra, que tenía
muchos años.
El anciano optimista le hizo un
recuento
de todo lo que atesoraba en su
cuerpo.
“Mira compañero todo lo que yo
poseo:
tengo una encantadora artrosis
en ambas manos,
que me sonríe crujiendo cada
vez que hago fuerza;
un novedoso túnel carpiano en
las dos muñecas
que aunque me quite el pijama y me vista no se despiertan;
un hombro dislocado que me
avisó por anticipado
que no jugara más al tenis ni
se me ocurriera ejercitarlo,
un dedo bloqueado que está
tieso en la mano izquierda,
y otro, que envidioso, se quedó
como una estatua en la derecha;
un amable pinzamiento entre las
lumbares quinta y sexta,
que me llama la atención cuando con la azada muevo la tierra;
una estenosis de canal afincada
en mi espalda,
que aunque está intervenida, es un despertador cada mañana;
también el sol le regaló a mi
piel una dermatosis actínica,
que me permite salir a la calle disfrazado con gorra y gafas;
además, estas Navidades Papá
Noel me trajo cadera nueva
con la que he hecho buena amistad sin apenas conocerla;
y lo único que me tiene con
alguna duda y en vilo,
es un espontáneo que se instaló
bajo mi ombligo
entre el pubis y mi ingle
derecha.
Pero ya ves amigo teniendo
tantos invitados a mi mesa
ya casi nada me preocupa,
solo deseo, que la alegría
conseguida, sea muy duradera
a pesar, de que ciertos invitados, siempre dan faena.
¡Así que
anímate que pronto vendrá la primavera!”
Elda 3 Febrero 2020
Jesús Gandía Núñez
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