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Volver a sentir
Las exquisiteces de la vida:
el aire que respiramos,
el sol que nos calienta,
la familia que nos cuida,
los amigos que no te olvidan,
las montañas que nos protegen,
los jardines de mi villa,
las gentes que van y vienen,
el niño que se columpia,
la madre que no lo pierde de vista,
la señora que va a la compra,
el abuelito que se retira,
la moza que se cantonea,
el jovenzuelo que de reojo la mira,
el vendedor de periódicos,
el churrero de la esquina,
el afilador de cuchillos
con el silbato que avisa,
el albañil que piropea,
el ladrido de un perro
y hasta la vecina cotilla y pesada
que siempre quiere saber lo que pasa.
Todo eso… es vida
que no se nos escape a la vista.
Elda 25 de Enero de 2018
Jesús Gandía Núñez
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