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EL AMOR COMO EL AGUA CLARA
Como manantial a borbotones
se inicia el gran curso de la
vida;
discurre desde las grandes
alturas,
donde germinan el amor y la
ternura.
Sigue creciendo sin pausa la
corriente
absorbiendo con celo los
afluentes
y aumentando el caudal del
cariño,
a veces, hasta límites que desbordan.
No es un camino simple de
rosas,
llegan bruscos saltos
torrenciales
y tras la calma en los meandros
se logra equilibrar las
emociones.
Durante todo el recorrido se
crean
sensaciones tristes o alegres,
pero mientras discurra el agua
pura,
las vivencias serán
inolvidables.
Por fin el gran caudal se
distribuye,
por igual, entre nietos e
hijos,
formando un delta de riachuelos
que le dan al amor y al cariño
sentido.
Hasta que la vorágine del mar
los engulle.
Elda 21 Junio 2020
Jesús Gandía Núñez
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