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LO SIENTO, NO HAY MILAGROS
De nuevo llegaron las lluvias,
que volverán a llenar las
pupilas,
harto vacías por tanta
tristeza,
de tanto llanto en cuarentena.
Discurre el agua por las
calles,
plácida, sin nadie que la
detenga,
buscando el cauce que la lleva
al río,
y luego a la mar que la
contenga.
Queda moldeada su cuenca
lluvia a lluvia, tormenta a
tormenta
siempre pendiente, siempre
atenta
a imprevistos que el tiempo la
obliga.
Y nosotros seguimos moldeando
la vasija;
que contiene errores y aciertos
que vertemos con insistencia,
conscientes o sin darnos
cuenta.
Hasta que el envase envejece y
se agrieta,
nada es susceptible de ser
eterno,
y aunque creamos que existen
milagros,
éstos solo se dan en los textos
de la Iglesia.
Elda 9 Junio 2020
Jesús Gandía Núñez
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