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A EXPENSAS DEL HOMBRE
Junto al mar se inició una
gigantesca obra,
montaron una grúa de grandes
dimensiones
y las gaviotas habituadas a las
alturas
pronto se situaron sobre la atalaya.
Pero el movimiento diario de
obreros y grúa
las dispersó por las azoteas
contiguas,
hasta que un día por un
problema jurídico,
se detuvo la obra y también la
grúa.
Volvieron poco a poco las aves
a habitarla
y desde allí dominaron el mar y
sus circunstancias.
constituyéndose en dueñas de
la costa,
sin más depredador que el ser humano.
Siguen a expensas de que el
pleito se resuelva,
y sin ellas pinchar ni tomar
parte en la disputa,
será el juez quien dictamine la sentencia,
en la que no se las tendrá en cuenta;
obligándoles de nuevo a buscar
hogar a las gaviotas.
Y este es solo un pequeño
ejemplo
de lo que alteramos los humanos
a la fauna;
recortando cada día su entorno
y acosándola sin más recato ni
decoro.
Elda 25 Julio 2020
Jesús Gandía Núñez
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