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EL PLACER DE AYUDAR
No me he sentido más gusto en
la vida
que cuando regalé algo a cambio
de nada.
Esa sensación de bienestar es
un premio
tan intenso y veraz como la luz
de la mañana.
La humanidad necesita ser
solidaria
porque no hay hecho más
angustioso
que ver como sufre el vecino y
no hacer nada,
¡Es un veneno que se disemina
por tus entrañas!
Esta sensación se disipa en la
distancia;
cuanto más alejado estás de lo
que sucede
menos te afectan, de otros, sus
penas
y piensas que la ayuda no te
corresponde.
Siempre habrá otro más cercano
que pueda echar una mano;
y entre que tú no haces nada,
ni tampoco el cercano
se despide de este mundo otro humano.
No podemos solucionar todas las
miserias,
pero si que tenemos opción de
aliviarlas
y sentirnos útiles aunque sea
en Australia
al fin y al cabo, todos
acabaremos en el mismo barro.
Elda 18 Julio 2020
Jesús Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
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