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CONDENA INJUSTA
Podría desear ser
inmortal,
podría pedir todas
las riquezas,
el poder, la fama
o la sabiduría
pero solo me haría
feliz
pasar las
Navidades en familia.
Creo que no hay
mayor condena
a los padres con
hijos ausentes
que negarles su
encuentro,
cuando se
autorizan
multitudinarios conciertos.
No se trata igual
al ciudadano anónimo
que a los
conocidos con fama
y eso nos
discrimina;
hace que nuestras
lágrimas
no tengan el
mínimo consuelo.
Maldigo esta
condena
por sentirme
ofendido,
no entiendo la
justicia
que aplican los
políticos
obviando algo tan
sagrado
como los
sentimientos de familia.
Elda 21 Diciembre
2020
Jesús Gandía Núñez
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