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PONGAMOS SABOR A LAS
FIESTAS
A estas Navidades, que se
presentan ácidas,
las voy a endulzar con
azúcar de caña.
A mi nieta mayor la veo
con bata blanca,
entre las frías nieblas de
Vic y su comarca.
preparando ilusionada su
pasión por la medicina
y esperando el día de su
regreso a casa;
mientras tanto, se forma,
estudia corre y nada
y construye su profesión
para el mañana.
A mi nieto ya no le coge
en el cuerpo la espalda,
ya no es el chiquillo
larguirucho y delgado,
pues el deporte lo ha
convertido en todo un hombre,
inteligente y de
convivencia fácil,
que devora libros como si
fueran bocatas;
conversador por
excelencia,
e interesado en cualquier
tema que se le presenta.
Su hermana pequeña quiere
ser una atleta
corre, salta y baila y
como no tiene bastante,
hace sus pinitos con las
teclas
y nos alegrará al piano,
con sintonías navideñas;
pasea en bici con sus
padres y jamás se cansa,
colecciona amigas allá
donde vaya.
A mi nieta más pequeña, es
posible que la vea,
pero tampoco es muy seguro
que ocurra,
no están los tiempos para
adivinanzas.
A pesar de todo soñaré con
ella,
con su bonito nombre de
río y selva
con sus dibujos y sus
historias,
con el Tió al que da de
comer a diario
para que le traiga un
montón de regalos
y espero algún día, poder
acompañarla con sus padres
en sus correrías por las
montañas de Vallirana.
Pues a este cóctel de
pasiones indivisas
las cubriré de ilusiones
Navideñas
de turrón, polvorones y
dulces
y las tomaré con un
chupito de mistela
para que las fiestas
sepan…a familia reunida,
muy a pesar de los
kilómetros que nos separan.
Elda 18 Diciembre 2020
Jesús Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional
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