Chuspamontes,CEEmontes

jueves, 7 de abril de 2022

EL CANGREJO SABIO (Cuento infantil)

 

2112




EL CANGREJO SABIO (Cuento infantil)

 

Luisito, que acababa de cumplir 8 años, vivía a escasos metros del puerto, frente a un pequeño rompeolas.

Su padre era marinero y embarcó para varios días, con dos compañeros más y el patrón del barco.

Durante su ausencia era Patricia, su madre, la que se encargaba del niño.

Pero a Luisito le encantaba contemplar el mar desde las rocas.

Cada día al regresar de la escuela, y antes de entrar en casa, se apostaba sobre una gran roca, que ejercía de rompiente. Contemplaba entusiasmado la espuma del agua y su enorme

potencia y siempre quedaba hechizado.

Pero desde unos días atrás, estuvo observando a un cangrejo. Era muy ágil, a pesar de su gran tamaño, hacía acrobacias delante de sus narices.

Aunque al principio no le dio importancia, al tercer día, pensó que se estaba burlando de él, e intentó con un hilo atraparlo. Pero el cangrejo le hizo un quiebro y se ocultó.

Al día siguiente volvieron a encontrarse y la misma faena. La burla del cangrejo le pareció a Luisito un insulto. Así que se hizo con una caña larga y le ató un hilo. De esa forma podía

esconderse tras otra roca y esperar a que el cangrejo pícara en el gusano que había atado junto al lazo del hilo.

Pero aquel espabilado cangrejo ya estaba de vuelta de aquellas artimañas infantiles, que le hacían a diario otros niños y no picó.

Además se pavoneó delante de Luisito y de su amigo Pedro que lo acompañaba.

Entonces, Luisito fuera de sí, trató de alcanzarlo, pero resbaló cayendo al agua.

Pedro tan infantil como Luisito, no supo qué hacer y salió corriendo a pedir ayuda. Como la casa de Luisito era la más cercana. Fue su madre la primera en enterarse y con

un salvavidas atado a una cuerda fue en su auxilio. En un instante llegaron Pedro y la señora Patricia, madre de Luisito, y quedaron sorprendidos. Una congregación de cangrejos rodeaba al niño. Lo mantenían flotando, un poco alejado, para protegerlo y que no se golpeara con las rocas. Pues en aquellas rompían las olas con fuerza y habría tenido fatales consecuencias.

La señora Patricia lanzó a Luisito el salvavidas. El niño se agarró a él con fuerza y se dejó arrastrar por su madre. Ayudada por Pedro, tirando ambos de la cuerda, consiguieron sacarlo

del peligro.

A partir de aquel día el niño ya no volvió a hacer equilibrios sobre la roca, pero desde un sitio seguro le hacía gestos cariñosos al cangrejo misterioso.

Y es que aquel, era el rey de los cangrejos, el más grande, pero también el más listo.

 

Elda 7 abril 2022

Jesús Gandía Núñez


Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.



No hay comentarios:

Publicar un comentario