Chuspamontes,CEEmontes

sábado, 30 de abril de 2022

CABALLO BLANCO (Cuento infantil)

2136




CABALLO BLANCO (Cuento infantil)

Por alguna razón inexplicable, el primer día de la primavera, fue una fiesta grande en la finca de los Romero.

Con escasas horas de diferencia nacieron Juanito y “Sultán”. Solamente por el nacimiento del primogénito de la familia ya era un día grande. Pero la yegua “Crines” no quiso ser menos y parió a un espléndido corcel blanco, al que llamarían “Sultán”

Así que aquel día, se juntaron en la pequeña finca el veterinario y el ginecólogo. Éste último decidió que una ambulancia trasladara a la parturienta al hospital más cercano, por si se presentaban complicaciones. Pero Inocencio, el veterinario, acompañó con sus cuidados a “Crines” hasta que por fin “Sultán” salió, casi en estampida.

Todo fue muy bien en el Hospital, y al día siguiente, ya estaban en la finca Juanito y su madre. Con los ojos muy abiertos y hechizados por la belleza de “Sultán”.

Convivieron en su infancia, el potrillo y Juanito, llegando a ser “uña y carne”. Solo que “Sultán” notaba el rechazo del resto de yeguas y potros de la cuadra, porque era blanco. La excepción era  su madre, el resto lo tenían degradado por su color

“Sultán” solo estaba a feliz, cuando llegaba Juanito del cole quien le dedicaba todos los mimos y ternuras de que era capaz. El pequeño se había convertido en su amigo, en su hermano, en su compañero de juegos. En fin, los dos juntos se sentían muy a gusto.

Así que desde muy pequeño lo montaba como si fueran hermanos.

“Sultán se acostumbró a la compañía de Juanito, quizás por verse rechazado por el resto de la cuadra, y tan solo permitía que el niño lo montara. Desde muy niño, pero siempre ayudado por su padre, pues su altura no daba para subir solo, el niño y “Sultán” se daban paseos diarios alrededor de la finca.

El animal tenía una estampa primorosa, sus crines totalmente blancas, brillaban con los rayos del sol como si de nieve se tratara.

Pasaron unos años y cuando Juanito se enteró de que había  carreras en una ciudad cercana, le pidió a su padre que los inscribiera. Al principio el padre y la madre estuvieron reacios, pero insistió tanto el joven que por fin los inscribieron.

Aquel día tanto “Sultán” como el joven se sentían como estrellas, pero casi nadie creía en ellos. En cuanto oyeron el disparo dando la salida, en un tándem perfecto, fueron disparados en busca de la llegada. Como un volcán en erupción adelantaban a todos sus contrincantes, hasta cruzar victoriosos la meta. En su abrazo sudoroso, estuvo su mejor premio.

Esto, solo fue el principio de una época con grandes victorias para aquella pareja inseparable. “Sultán” ya no solo recibía los cariños de Juan, toda la familia le expresaba su admiración. El caballo parecía entender que su esfuerzo había valido la pena. Y hasta consiguió que el resto de la cuadra lo miraba con respeto.

 

Elda 30 abril 2022

Jesús Gandía Núñez

 Licencia de Creative Commons

Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario