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Nostalgia montañera
Nunca creí que llegaría
a delirar de esta manera:
en lugar del mar veo lagunas,
las nubes, son nieve blanca,
las calles, arroyos de agua,
las casas, crestas encantadas,
los edificios, grandes montañas
el asfalto, un glacial helado
y los vehículos son rebecos y cabras
que corretean alegres
entre peñascos y praderas.
Dejé para cuando fuera viejo
las fáciles rutas de lagos y senderos,
hacer el Camino de Santiago,
pasar de un valle a otro por los collados
y muchos más itinerarios
que tenía programados.
Y ahora que de verdad lo soy;
se quedaron APARCADOS
esos “sueños Jubilares”
y mi espíritu que siempre fue:
lava de volcán,
fuego aventurero,
montañero que no sacia
y máquina imparable de proyectos:
sangra tocado y herido
por impedimentos físicos
que me tienen prisionero.
Por eso, mi fructífera fantasía
cubre esos horribles “vacíos”
de desesperación y angustia;
pintando en su lugar,
un lienzo de paisajes bellos,
que llevo en la retina;
y que son la mejor medicina
para esta nostalgia montañera;
¡Que no podrá conmigo!
porque tengo en mi cerebro
mil montañas y mil cimas recorridas.
4 de Septiembre de 2018
Jesús Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
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