CUARENTA AÑOS
Volvió a la casa
de campo,
tras unos años de
ausencia;
los árboles
estaban enormes,
la casa bastante
envejecida.
En su interior
aparecían grietas,
de filtraciones
de tormentas;
en las paredes
fotos grandes descoloridas,
pero llenas de
recuerdos inolvidables.
Fuera encontró
aquel gigantesco pino
que plantó con su
padre,
cuando ella era
pequeña,
y apenas podía
con la herramienta.
Todo parecía
distinto, incluso reducido,
como si el tiempo
lo hubiera comprimido.
hasta sus padres
parecían encogidos,
y es que nada se
salva del paso del tiempo.
Ahora las
hormigas hacían equilibrio
sobre el tendido
de la antena
que les servía de
largo puente
para pasar del
pino a la vivienda.
La falsa
pimienta, era la reina del campo,
siendo el árbol
menos resistente al viento,
sus débiles ramas
habían proliferado
y bajo ella
corría una brisa agradable.
La olivera, único
superviviente
de aquel terreno
de secano,
cuando llegó el
agua corriente
consiguió dar
olivas de talla grande.
Aunque todo le
pareció muy cambiado
hoy al cumplir
sus cuarenta años,
añora aquella
niñez sin preocupaciones
correteando por
el campo con sus primas.
2 de Agosto 2020
Jesús Gandía
Núñez
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