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DESEANDO SALIR
POR LA PUERTA
Sabéis lo difícil
que es estos días,
por culpa del
Covid19, lidiar con extraños,
pues imaginaros
estar en la guarida
del infame bicho
invisible y malvado.
Ayer a través de
la ventana pasaban unos rayos
y yo, desde mi
sillón de vigilancia,
veía suspendidos
en el aire seres que brillaban;
¡Cuán necia es la
fantasía humana!
Por los pasillos
nos regateamos,
en los ascensores
ni respiramos,
la garganta seca
de tanta mascarilla pegada
y el miedo metido
hasta las entrañas.
Pero lo que más
me llamó la atención
fue la regla de
oro de los hospitales,
según el dicho
que me contó una enfermera:
“QUIEN COME Y
CAGA SE VA PRONTO A SU CASA".
Así que adivino
que vamos por el buen camino,
porque el enfermo
ya tiene hecho ese trabajo,
solo falta que la
doctora ponga la rúbrica
para que salgamos
echando leches de esta morada.
Y digo morada, no
porque mueran los enfermos, que también,
si no porque es
el miedo quien al final los mata,
porque hay
pinchazos errados por las enfermeras
que dejan a los
pacientes como un colador y amoratados.
Elda 18 Agosto
2020
Jesús Gandía
Núñez
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