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DÉBILES
Al contrario de
lo que siempre pensamos
la debilidad está
presente en los humanos,
a cada paso nos
asedia un peligro,
a cada esquina un
posible tropiezo.
Pero son las
palabras mezquinas
las que más
suelen herirnos,
no las dichas en
medio de la refriega
si no las que
después de meditar nos provocan.
Somos tan débiles
como las plumas
que van y vienen
al son de la ventisca
como la espiga
seca
que el viento
dobla.
Estamos a
expensas de cualquier locura
que un desalmado
se proponga,
al capricho
climatológico del tiempo
que provoque una
gran tormenta.
A los desaires de
la envidia,
a la estafa y
engaño de vividores,
al acoso del
primer borracho
o al contagio del
último virus de moda.
Somos tan débiles
y temerosos
que hasta la
oscuridad de la noche
se apodera de
nuestro entorno
e interpreta el
sueño a su antojo.
San Juan 7
Septiembre 2020
Jesús Gandía
Núñez
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