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LA HERENCIA QUE
DEJAREMOS
El roble esbelto,
el arce amarillo
y el sauce
lloroso:
el olmo, junto al
camino
firme y tieso,
el ciprés a la
entrada
de la casa
generoso,
el nogal
sempiterno
y multitudinario
el pino.
Todos clamando al
cielo
¡Rayos de sol
y agua en el
suelo!
Soportando el
viento
y procurándonos
cobijo.
Realzando el
terreno
con su estampa
campera
y ofreciéndonos
su sombra
cada vez que la
necesitemos.
Protejamos la
arboleda
sobre todo del
fuego,
seamos benévolos
con la flora que
tenemos.
Si arden las
especies
¿Qué heredarán
nuestros hijos?
¡Les quedará solo
nuestro esqueleto!
San Juan 13
Septiembre 2020
Jesús Gandía
Núñez
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