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CON LA VENTANA ABIERTA
Cuando tenía
cerrada la ventana,
yo estaba imbuido
en mis pensamientos,
de tristeza,
melancolía y abundante desidia.
Ahora que la he
abierto:
Puedo percibir en
la calle el ajetreo,
de los coches que
circulan,
cada uno hacia su
destino.
Los peatones que
caminan atentos,
para no tropezar
con otra persona,
haciendo saludos a
conocidos
y sus paradas para
charlas amistosas.
Respiro también
más profundo,
viendo en el
horizonte la montaña,
y la fantasía de
un aroma a resina.
Tengo al pie de la
ventana
el campo de fútbol
antiguo,
deteriorado y
deprimido,
echando en falta
aquellos días de gloria,
de nuestro Club
Deportivo;
ahora, convertido
en campo de rugby,
deporte que dicen
en auge,
y no se cuanta
gente práctica,
siendo un deporte
de minorías.
La cuestión es ¡Cómo
cambió mi chip!
de tener la
ventana cerrada
con mi imagen
reflejada
y mis pensamientos
encogidos,
a la variedad de
bonitos recuerdos
que me han venido
al abrirla.
Elda 4 Febrero
2021
Jesús Gandía Núñez
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