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jueves, 10 de junio de 2021

LA MASCOTA DE JORGE (Cuento infantil)

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LA MASCOTA DE JORGE (Cuento infantil)

Jorge vivía a unos cuatro kilómetros. de su colegio en Fuendepiedra, y con sus ocho añitos ya aprendió a ir en bicicleta, siguiendo los senderos que hay desde la granja donde vive hasta la escuela, permitiendo a sus papás que pudieran realizar los muchos trabajos que requería su hacienda.

Jorge no iba solo, siempre lo acompaña Susi, su pequeña mascota que correteaba junto a la bicicleta, sin apenas cansarse y dando saltos de alegría. Una vez en el pueblo Susi se quedaba de visita en el jardín de la casa de los tíos de Jorge que viven a la entrada del pueblo y allí la recogía el niño cuando salía de la escuela.

Susi se lo pasaba bomba jugando con Chio, la mascota de los tíos del niño, pero en cuanto veía aparecer a Jorge por el camino, salía disparada por un hueco de la puerta para unirse al pequeño.

Aquel mediodía, cuando apenas habían salido del pueblo se montó una gran tormenta y Jorge patinó en una bajada con barro golpeándose al caer en la cabeza; Susi, completamente mojada y asustada ladraba sin que el muchacho recobrara el sentido y con el ruido de los truenos nadie escuchaba sus ladridos.

El fiel amiguito de Jorge decidió que tenía que hacer algo más y corrió de regreso a casa de los tíos de Jorge, apremiándolos con ladridos y pequeños agarrones de sus ropas, para que lo siguieran.

Por fin comprendieron sus tíos que algo ocurría y cubiertos con paraguas y botas siguieron a Susi hasta donde Jorge se encontraba caído y todavía sin recobrar el sentido. Corrieron con él en brazos hasta la casa de la Salud de Fuendepiedra, donde el médico de guardia y las enfermeras lo atendieron con premura, consiguiendo que recobrara el conocimiento de aquel golpe fortuito, que bien pudo haber sido una tragedia, si no hubiera sido por su mascota Susi y la ayuda de sus tíos.

La perrita se licenció, al mismo tiempo que Jorge pasó al instituto, pues allí el chico ya iba con el autobús y la compañía de otros chicos del pueblo, pero lo seguía a diario, tras la bici hasta el jardín de Chio, donde seguía esperando la llegada del autobús, para terminar con el recorrido de Jorge hasta la granja.

Jamás el niño se sintió solo, siempre tuvo a su lado a su fiel guardaespaldas.

 

Elda 10 Junio 2021

Jesús Gandía Núñez

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