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LA MASCOTA DE JORGE (Cuento infantil)
Jorge vivía a unos cuatro kilómetros. de su colegio en
Fuendepiedra, y con sus ocho añitos ya aprendió a ir en bicicleta, siguiendo
los senderos que hay desde la granja donde vive hasta la escuela, permitiendo a
sus papás que pudieran realizar los muchos trabajos que requería su hacienda.
Jorge no iba solo, siempre lo acompaña Susi, su
pequeña mascota que correteaba junto a la bicicleta, sin apenas cansarse y
dando saltos de alegría. Una vez en el pueblo Susi se quedaba de visita en el
jardín de la casa de los tíos de Jorge que viven a la entrada del pueblo y allí
la recogía el niño cuando salía de la escuela.
Susi se lo pasaba bomba jugando con Chio, la mascota
de los tíos del niño, pero en cuanto veía aparecer a Jorge por el camino, salía
disparada por un hueco de la puerta para unirse al pequeño.
Aquel mediodía, cuando apenas habían salido del pueblo
se montó una gran tormenta y Jorge patinó en una bajada con barro golpeándose
al caer en la cabeza; Susi, completamente mojada y asustada ladraba sin que el
muchacho recobrara el sentido y con el ruido de los truenos nadie escuchaba sus
ladridos.
El fiel amiguito de Jorge decidió que tenía que hacer
algo más y corrió de regreso a casa de los tíos de Jorge, apremiándolos con
ladridos y pequeños agarrones de sus ropas, para que lo siguieran.
Por fin comprendieron sus tíos que algo ocurría y
cubiertos con paraguas y botas siguieron a Susi hasta donde Jorge se encontraba
caído y todavía sin recobrar el sentido. Corrieron con él en brazos hasta la
casa de la Salud de Fuendepiedra, donde el médico de guardia y las enfermeras
lo atendieron con premura, consiguiendo que recobrara el conocimiento de aquel
golpe fortuito, que bien pudo haber sido una tragedia, si no hubiera sido por
su mascota Susi y la ayuda de sus tíos.
La perrita se licenció, al mismo tiempo que Jorge pasó
al instituto, pues allí el chico ya iba con el autobús y la compañía de otros
chicos del pueblo, pero lo seguía a diario, tras la bici hasta el jardín de
Chio, donde seguía esperando la llegada del autobús, para terminar con el
recorrido de Jorge hasta la granja.
Jamás el niño se sintió solo, siempre tuvo a su lado a
su fiel guardaespaldas.
Elda 10 Junio 2021
Jesús Gandía Núñez
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