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LA NUBE NEGRA
MILAGROSA (Cuento para paliar el hambre)
La nube negra fue
concebida en el norte de Europa y en cuanto tuvo uso de razón se vio
decepcionada, porque allí era una más entre tantas y dado su espíritu de
superación y aventurero, decidió viajar más al Sur.
Fue recorriendo
países donde seguía siendo insignificante, siempre en medio de grandes
borrascas e interminables inclemencias.
Siguió su
aventura más al Sur, hasta que llegó a España y muy pronto se dio cuenta de que
era muy bienvenida. Cuanto más al Sur se desplazaba, más la aplaudían y la nube
negra se sentía muy querida.
No tuvo ningún
inconveniente en ir soltando agua por donde pasaba y veía a los agricultores
como les cambiaba la cara y se lo agradecían.
Sobrevolando la
provincia de Almería escuchó a unos jóvenes de piel más oscura que decían: “Si
tuviéramos esa nube negra en nuestra tierra no tendríamos necesidad de pasar
tantas calamidades”.
A la nube le
entristeció mucho la pena de aquellos jóvenes, porque ella sabía dónde habían
muchas nubes negras, que podían dar solución a los problemas que vivían las
familias de aquellos jóvenes, en su lugar de origen.
Así que siguió
más al sur su aventura, hasta que descubrió en África el problema. Y sin
pensárselo mucho se dispuso a recorrer toda su geografía, dejando humedales a
lo largo y ancho de desiertos y llanuras.
Cuando la nube
negra se percibió de la gran labor que podían hacer sus hermanas en favor de
aquellas áridas tierras , regresó a su país de origen y formó una convocatoria
de nubes generosas. Pronto se adhirieron a la causa infinidad de ellas y todas
unidas fueron repartiendo la lluvia por todos los países de la Tierra.
Y nunca más hubo
escasez de alimentos, ni tuvieron que emigrar los jóvenes a otros países para
conseguir su sustento. Su propia tierra, trabajada por ellos y regada por las
nubes, fue el milagro de aquella insignificante nube aventurera, que quiso
salir del anonimato con un talante generoso y productivo que terminó con el
hambre en el Planeta. Todo era cuestión de repartir con igualdad la riqueza de
la lluvia.
14 Junio 2021
Jesús Gandía
Núñez
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