1799
LO
QUE QUISE Y LO QUE FUE
Con
el sarpullido de la juventud,
me
forjé una avaricia espléndida:
ascender
las grandes montañas que hubiera.
Estuve
en ello durante muchos años,
conseguí
un buen número de ellas,
gocé
de sus paisajes y su belleza.
Llegué
a lograr subirlas hasta de noche,
cuando
interferían en mis pesadillas
y
a convertirlas en deliciosas conquistas.
Aún
así, quedé sin subir a muchas,
porque
pasaron los años y acabaron las fuerzas,
ahora
me conformo con verlas en fotografías.
Allí
donde veo una montaña y su reseña
me
afano rápidamente en leerla,
como
si fuera mi siguiente aventura.
Todo
quedó en esa simple fantasía
que
la mente sí que asimila,
pero
que el cuerpo ya no acompaña.
Pero
benditas las montañas que conocí
cuando
pude recorrerlas,
y
maravillosas las que siguen alimentando mis deseos.
Elda
14 Diciembre 2021
Jesús
Gandía Núñez
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