1804
En aqueste enterramiento
humilde, pobre y mezquino,
yace envuelto en oro fino,
un hombre rico avariento.
Francisco de Quevedo
UNA
HUCHA EN EL CEMENTERIO
Érase
un cementerio de mísero aspecto,
donde
aquel tacaño quiso que fuera su entierro,
no
porque deseara pasar desapercibido,
ni
para que no lo hallaran sus acreedores,
sino
porque en el fuera más barato.
Cuando
vio que la vida se le iba,
contó
con mesura billetes y monedas
y
una vez satisfecho, de su abultado tesoro,
dio
instrucciones a su familia:
“Quería
caja fuerte, en lugar de sepultura,
y
por toda vestimenta los billetes y las monedas”.
La
familia se echó las manos a la cabeza,
pensando
que aquello era una locura,
pero
tanto insistió el finado, ante el notario,
que
encargaron a un herrero el escandaloso trabajo,
y
éste lo acepto de buen agrado.
Lo
más curioso es que el finado puso en el testamento una coletilla,
y
fue, que tuviera la caja fuerte una estrecha ranura,
pues
él no quería flores ni coronas,
sino,
que todos pudieran homenajearlo con monedas,
para
que el ruido cuando cayeran, le supiera a gloria bendita.
Elda
19 Diciembre 2021-Jesús Gandía Núñez
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