1788
NÓMADAS
Brotan suspiros y lágrimas,
llegó el momento de la despedida,
abuela y nieta se abrazan,
y a nuestra hija le puede la melancolía,
mientras yo… me trago mis penas.
Otra vez la distancia nos separa,
no sabemos hasta cuando,
es nuestra mayor enemiga,
muro de tristeza imponderable,
más cruel que un tirano.
Así ha sido nuestra vida,
por unas cosas o por otras,
siempre andamos como nómadas,
circulando Mediterráneo abajo,
Mediterráneo arriba.
Repartidos a lo largo de este mar,
que nos une, gracias a las olas,
y con el que nos conectamos,
en cuanto podemos,
desde Alicante hasta Barcelona.
3 Diciembre 2021
Jesús Gandía Núñez
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