1807
ROSTROS
IRRECONOCIBLES
Desde
que apareció esta historia del virus,
nos
hemos convertidos en invisibles,
apenas
nos vemos, ni nos visitamos.
En
las calles es difícil conocernos,
entre
que, caminamos huyendo
del
que viene de frente, o detrás nuestro,
las
gafas siempre empañadas,
y
el rostro cubierto,
es
casi imposible que nos encontremos.
Así
que camino, viendo los pájaros en los arbolitos,
grupos
de palomas sobre las cornisas,
gatos
que se me cruzan a toda prisa,
y
algún que otro excremento que casi piso,
que
lo dejó “olvidado” algún dueño de mascota.
Suelo
caminar por paseos solitarios,
por
lugares de poco tránsito,
casi
siempre por las afueras,
y
acabaré olvidando, hasta a los ciudadanos.
Elda
22 Diciembre 2021
Jesús
Gandía Núñez
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