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LA COTORRA
Y EL PEZ ESPADA
(Cuento
basado en una leyenda Valenciana)
Recorría yo,
esta mañana, el centro de la ciudad de Valencia. Cuando pude escuchar a un guía
turístico, un comentario sobre la leyenda de las veletas del Mercado Central de
Valencia. Tanto me llamó la atención la historia, que me quedé embelesado
mirándolas, sentado en las escalinatas, enfrente de la fachada de la Iglesia de
los Santos Juanes, y aluciné, porque en mi mente se reprodujo la
siguiente conversación.
LA VELETA COTORRA, le estaba
hablando A LA VELETA PEZ ESPADA y le decía lo siguiente:
-¡Queridísimo pez, de nariz
alargada, acabo de escuchar el último chisme del Mercado ¿Quieres que te lo
cuente?
-¡Déjate de historias amargas,
amiga COTORRA, porque siempre te escucho murmuraciones que a lo mejor son
falsas!
-Si me escuchas un momento con
atención, a lo mejor, consigues que tu nariz tenga una medida lógica y adecuada
en lugar de ese disparate de cohete. Porque puede que en alguna mascletá, se te
pinche en ella algún petardo de pólvora, y saltes por los aires y lo difícil
será que flotes sobre el agua, estando a tanta distancia del puerto.
-¡Déjame pesada! Siempre tienes
que meter el dedo en la llaga. Pues no sabes que para mí la espada es muy
necesaria para diferenciarme del resto de peces.
-Bueno, bueno, vamos al grano
¿Te cuento el chisme o no te lo cuento?
-¡Venga, suelta prenda y no me
tengas en ascuas!
-Pues … escuché esta mañana a
Florinda “la verdulera”, decir que “su hija Jacinta, se había echado un novio
de alto nivel, y que con él, tendría el futuro asegurado”.
-¿No será uno rubio que trae
todos los días un descapotable diferente?
-¡Justo, pez anclado en la
veleta, de poca sesera, ¡Ese mismo!
-Pues arreglada está la Jacinta,
porque a ese lo conozco yo, y es “guardacoches” del hotel Valencia y le va la
marcha. A todas las engatusa con los coches, que lleva al lavadero por encargo
del conserje del hotel.
-¡Pues eso no lo sabía yo, así
que ahora mismo, lo largo por todo el mercado, para que se sepa y no siga
engañando a la Jacinta.
-¡Oye, oye a mí no me vayas a
meter en líos, que si se entera la Florinda me deja la nariz como a Pepeto, coge
la sierra y me convierte en un pez vulgar y corriente.
-No te preocupes, se dice el
pecado, pero no el pecador, ya verás como yo me las apaño y a ese cretino,
entre todos, lo ahuyentamos del mercado.
-Amiga cotorra, tú siempre en
tu línea, siendo la primera en dar las noticias, unas reales y otras puras
mentiras. Lleva cuidado y no te corten a ti la lengua por cotilla.
Tras de mi, escucho un alboroto,
que me hace volver a la realidad. Es otro grupo de turistas a los que llama la
atención su guía, para explicarles la historia del “pardal” de la veleta que
hay sobre la fachada de la Iglesia barroca de los Santos Juanes. Pero eso es
otra historia que os contaré otro día.
Valencia 21 mayo 2022
Jesús Gandía Núñez
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