2144
DAR Y RECIBIR (Cuento)
Belinda
tuvo una cruel infancia, huérfana de madre desde los dos añitos, siempre fue un
lastre para su madrastra, de quien jamás recibió una caricia sincera.
El
padre, que sí la amaba, intentaba complacerla, pero aquella mala pécora, se
ensañaba con ella cuando estaban solas, pues era el único cordón que vinculaba
a su marido con la primera mujer cariñosa y tierna, que aún él recordaba.
Pronto
consiguió internarla en un rígido colegio. Allí continuó esclava de las
ordenanzas, sin margen alguna para sus fantasías de libertad y donde, solo de
tarde en tarde, su padre la visitaba.
Cuando
la joven cumplió los dieciséis años y haciendo uso de su eterna rebeldía, escapó
del internado con Rosa, su mejor amiga, que se encontraba en situación
parecida.
Volaron
como pájaros por ventana abierta. Pasaron dos años de hambre y peripecias y
estuvieron al borde de cometer fechorías,
pero la caridad y su
buena estrella, iluminaron su camino; conocieron a un matrimonio anciano y sin
hijos, necesitados de cariño y compañía
y
tanto Belinda como Rosa supieron aportar, con ternura, todas sus energías. Para
que aquel matrimonio pudiera llegar feliz al final de sus días, dejándoles una
elocuente herencia.
Ni
qué decir que ambas aprendieron lo que vale la libertad y el valor que tiene el
compromiso con su conciencia, sabiendo que lo que se da, es lo que luego se
recibe.
Elda
9 mayo 2022
Jesús
Gandía Núñez
No hay comentarios:
Publicar un comentario