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EN
EL PEÑÓN, SOLO SE ESCUCHAN GEMIDOS
Ya
no le quedan más lágrimas,
vertió
hasta la última gota,
se
quejó desesperado, pero
nadie
le prestó ayuda.
Quedó
el Pinar del Trinitario
abandonado
y obsoleto,
sin
que se tomaran medidas
para
reflotar el verdor que antaño tenía.
Pasan
los corredores de largo,
porque
sin agua este lugar,
carece
de encanto;
las
bicicletas rompen el sendero,
sin que nadie le ponga remedio;
los
andarines no le tienen apego,
porque
no les seduce este lodazal,
agrietado
y descuidado
sin
rastro del líquido elemento.
Cuando
la charca estaba en proceso,
fue
alegría hasta para los conejos,
que
yo he visto como bebían,
y
criaban en el Trinitario.
Ahora,
no vuelan ni los pájaros.
Pinar
del Trinitario 7 julio 2022
Jesús
Gandía Núñez
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