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UN MUNDO ETÉREO Y
VACÍO
Cuando perdemos
el Norte,
no distinguimos
lo blanco de lo negro,
ni lo de arriba
de lo de abajo,
hemos llegado al
final del trayecto.
Entramos en un
túnel sin salida,
donde todo es
oscuridad,
ninguna farola te
alumbra,
donde el tiempo
no existe
y el lugar es
lúgubre y vacío.
El vivir se
convierte en pura rutina,
sin emociones que
alegren la vida,
solo, un instinto
básico de supervivencia
que se trunca a
la mínima.
Las palabras se
desordenan,
las ideas,
hicieron las maletas
y cualquier
necesidad es un problema,
para el que
precisas ayuda.
Una ausencia
total del espacio,
del tiempo y las
distancias,
una inseguridad
absoluta
que termina en
desconfianza fija.
Te conviertes en
un niño adulto,
huido en medio de
la selva,
sin más sentido
que la burda supervivencia,
y te sientes
abrumado,
con un cúmulo de
deficiencias.
San Juan 6 julio
2022
Jesús Gandía
Núñez
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