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AL DIOS DE LOS VIENTOS
Con el suelo alfombrado de
hojas,
el sonido de toldos que vuelan,
pasos a la espalda que
aceleran,
árboles y palmeras que
mimbrean.
Los caminantes como muñecos del
destino,
van girando en plena calle como
veletas;
abstraídos en sus problemas
concentrados en su objetivo.
Silva el viento por sus cabezas
con la fuerza de una ballesta,
y las enormes hojas de morera,
flotan, acariciándoles las
mejillas.
Zeus otorgó a Eolo ser el Dios
de los vientos,
y cuando enfurece no deja en
pie palmera,
todo vuela, cuando Eolo se
disgusta,
habrá que suplicar a Zeus
para que nos complazca con su ausencia.
Se deslizan las nubes
apresuradas,
como si del cielo las
exterminaran,
formando imágenes tan bellas
que se muestran y al instante
ya están disueltas.
Espero que Eolo borre las
diferencias,
que nos favorezca a todos con la
misma racha,
que ahuyente las mordazas que
nos oprimen,
y elimine de un soplo lo que al medio ambiente amenaza.
Elda 23 Noviembre 2019
Jesús Gandía Núñez
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