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SU PRIMERA VEZ
Colgó en el armario de su
habitación,
aquel seductor vestido rojo
mancillado.
Se miró en el espejo y vio
reflejado
un rostro sonrosado y pleno de
satisfacción.
Hizo un balance entre las dudas del pecado
y la maravillosa sensación que
recorrió su cuerpo.
No tuvo dudas de que el amor
por su novio
había triunfado sobre el
puritanismo por goleada.
Primero fue la ternura
relajante de sus caricias,
después la pasión desenfrenada
y por último un clímax cómplice
y auténtico.
En su casa nadie la
comprendería,
su educación esmerada y
conservadora
iba contra esos principios de
libertinaje.
Pero su entrega no había sido
en vano,
fue la guinda que el amor le
proporcionaba,
la que le dio la fuerza
necesaria
para descubrir la esencia de su
enamoramiento.
Se duchó, feliz de ser tan
agraciada
y vio como los poros de su piel
se abrían
dichosos de la importante
decisión tomada;
se tumbó en la cama y con la
misma inocencia de antaño,
durmió soñadora, abrazada a su
almohada.
Elda 25 Noviembre 2019
Jesús Gandía Núñez
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