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viernes, 20 de diciembre de 2019

CONFESIÓN DE UN SUEÑO




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CONFESIÓN DE UN SUEÑO

Nunca me he pronunciado como religioso;
sí que me gustan aspectos de todas las doctrinas,
y como ya han hecho algunos antes que yo,
podría coger un poco de cada una de ellas.
Con todo, no me encuentro como ateo,
más bien como aventurero viajero,
que va sorbiendo lecciones de la vida
intento la felicidad de todos, hasta donde llego.
Y tras esta fundamental confesión atípica,
paso a describiros una anécdota insólita.
Tras una larga y recalcitrante noche
en el infierno terrenal del Hospital
por una falsa alarma que resultó negativa,
me acosté de madrugada…
Y ahora sí voy derecho a la anécdota:
“estoy vestido de monaguillo en misa,
cuando el cura se sienta,
yo a su lado, con el ordenador a mano,
debo poner música al evento.
Voy probando canciones sin ver los títulos
y solo por el oído las dejo o las quito.
Me doy cuenta de seguida
que tanto niños como niñas
se han puesto de pie y bailan al son de la música.
Le hice un guiño afirmativo al cura
y como ya resultaba larga la misa
me dijo que parara la música.
Yo, por lo bajito, ”señor cura
¿tengo que llevar al santo al altar?-
y el cura me contesta -Al santo no, al mártir-
-Vale señor cura, pero ¿dónde está?
porque he oído decir que en todas partes,
pero como no lo veo, si usted me ayuda,
no perderemos tanto tiempo buscando-
-pues qué no lo ves ahí hijo, tapado con el manto-
Y en ese momento he alargado el brazo
y me he cargado un bonito retrato
que permanecía por años en mi mesita de noche.
Se ha roto ese especial momento espiritual,
pero su rescoldo, sobre todo la felicidad de los peques,
me ha servido de reconstituyente
tras noche amarga en el Hospital General de Alicante.

San Juan 17 Diciembre 2019
Jesús Gandía Núñez


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