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EL MITO BLANCO
Decididamente me niego a rendirme
ante cualquier circunstancia negativa, o tropiezo,
soy testarudo lo confieso, y eso me pierde.
Pero al fin, seguidor de la bondad y de la constancia.
Suelo dar más importancia a los pequeños hechos
que a unas sonoras palabras preludio de campanas.
A un detalle de momento improvisado,
que a un discurso estudiado y programado.
Y sigo el vuelo de la paloma blanca
porque todavía sigue siendo el mito de la inocencia;
aún sabiendo que llevo todos los números
para llevarme en cualquier momento su excremento.
Pero está claro que cualquier prejuicio que se lave
vuelve a tener la consistencia del cemento armado;
de ahí que nos llevemos tantos chascos en la vida
y nos perdamos por los laberintos de la verdad escondida.
Elda 20 de Diciembre de 2019
Jesús Gandía Núñez 8
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