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TERCER DÍA DE PURGATORIO
Son las 7 de la mañana,
de súbito se abre la puerta
y penetran las fuerzas armadas,
camilleros, celadores y
enfermeras,
encienden todos los focos,
como si estuvieran en Auschwitz;
Van a por mi compañero de
habitación,
como cada mañana,
lo martirizan, para cambiarlo
de la cama
a la camilla de la ambulancia.
Francisco se queja, chilla con
todas sus fuerzas,
tiene dolores de espalda y la
cadera hecha polvo,
lo cojan por donde lo cojan ve
las estrellas.
Por fin salen todos por la
puerta
mientras Francisco sigue
repitiendo
por todo el pasillo “dejarme
que me muera".
“dejarme que me muera"
Vuelve el silencio poco más de
media hora,
Y otra horda de limpiadoras
entra
con intenciones de adecentar mi
figura
con un estropajo y esponja
jabonosa.
Resisto los envites con los
ojos cerrados,
para evadirme de la impudicia
de verme tan manoseado.
Y cuando salen, me quedo en la
gloria.
La gloria en el purgatorio es
breve y ligera,
a los diez minutos me toman la
temperatura,
y seguidamente la tensión y el
oxígeno,
sin dejarme un minuto de
reposo.
Irrumpen las limpiadoras, con
una fregona,
que pasan sin apenas tocar suelo.
A todo esto son las nueve,
Llega el desayuno, 3 galletas
y un escueto café con leche
que apenas me llega al
estómago.
Con poco ánimo me lo tomo
y antes de terminarlo entran
a curarme la herida con la
delicadeza
de una locomotora de vía
estrecha.
Pasa el rehabilitador y me
levanta,
me manda ejercicios sencillos
y en dos minutos me despacha.
Entra el médico ayudante,
presente en la carnicería hace
3 días,
y me pregunta ¿Qué cómo voy?
-Pues ya ve usted resignado en
mi impotencia-
Parece que vuelve la calma,
pero es falso,
Regresan con mi compañero de
habitación
Y Francisco vuelve a chillar de
dolor,
le han puesto radioterapia en
el Hibo de Valencia,
otro hospital preparado para
futuros deshechos.
Por último entra la
traumatóloga,
con todos los papeles
preparados,
me manda de regreso al infierno
de la tierra.
Adiós purgatorio, prefiero este
infierno diario,
antes que aquellas fieras que
me cuidaban en el purgatorio.
San Juan 13 Diciembre 2019
Jesús Gandía Núñez
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