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MIGRACIÓN
OBLIGATORIA
Como
aves migratorias en otoño,
volarán
de su nido los palmeños,
cargados
solamente de su tristeza,
ni
siquiera, unos recuerdos en la maleta.
Sus
ojos y las prendas impregnados en ceniza,
imágenes
de la aplastante lava cubriendo su casa
y
temblores a cada estallido del Cumbre Vieja,
han convertido sus noches en pesadilla.
Las
aves están habituadas a la migración,
sus alas preparadas para largos recorridos,
y
dos veces al año acostumbran a cambiar de nido,
pero
los humanos somos nómadas convencidos,
y
cada cambio nos cuesta una vida.
El
futuro que se presenta tras el estallido,
es
tan negro como la ceniza que cubre la isla
y
a pesar de las promesas recibidas
seguirán años de calamidades, en silencio solitario.
Elda
27 Septiembre 2021
Jesús
Gandía Núñez
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