AGRADECIMIENTO A MIGUEL HERNANDEZ (Anuesca)
Gracias Miguel Hernández por dejarnos la despensa bien llena;
lo que para ti fue un sueño bajo la luna,
para nosotros es alimento y cultura.
Un día ordeñamos la cabra, esa noche el silbo danza y a otro día la veleta canta.
¿Donde andas Miguel? ¡que te echamos tanto en falta!
si por lo menos recibiésemos tus cartas serían el vino que nos embriaga y tus letras... grabaríamos a fuego
en la fragua.
Son tus ojos el espejo donde me miro
y siempre veo tras él el cuchillo que te amenaza.
Los vientos del pueblo me traen disyuntivas varias
voces del niño yuntero y aceituneros sudorosos que los olivos trabajan.
Fuiste esposo y soldado y viéndote ya bajo tierra
escribiste a Josefina las más hermosas cartas.
También tus pensamientos llegaron por la higuera de tu casa
a contarle a tu madre las penas y miserias que la guerra arrastraba.
Ya en la soledad de la cárcel escribiste a tu hijo la nana más bella
y la cebolla, vulgar tubérculo de tierra, salió muy airosa de ella
Tu última canción creaste encarcelado entre rejas;
soñando con el jardín de tu casa y lo sólo que el pozo quedaba.
Tras lo que no veías ni odio ni venganza, tan sólo amor por tu amada,
Gracias Miguel por el hermoso legado que dejas, que nos da serenidad y calma;
nunca seremos capaces de agradecerte herencia tan alta.
Elda 11 de Noviembre de 2017
Jesús Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
Elda 11 de Noviembre de 2017
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