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Alí-Babá y los paradais paipers
Y Alí-Babá salió de la
cueva
bajó de la montaña,
se cortó el bigote,
se rasuró la barba,
viajó a la ciudad,
se puso traje y corbata,
y se instaló en la gran
manzana.
Se confundió entre los
ciudadanos
convirtiéndolos sin que
lo supieran
en sus eternos lacayos
y él enriquecido y
admirado
defraudó como el mayor
depravado.
Se pasó la vida enviando de
incógnito
a su alfombra mágica,
surtida de fajos de
billetes.
a muchos paraísos
fiscales
donde sus riquezas se multiplicaron;
mientras tanto, sus
conciudadanos,
sufrían la miseria y la
pobreza.
Y fue tan pródiga su
empresa
que pronto sus 40
ladrones
bajaron de la montaña
y se multiplicaron por
todo el planeta.
Se enquistaron en
distintas ciudades
y fueron chupando la
sangre
como vampiros insaciables
a todos sus paisanos
decentes
que cumplían con el fisco
y las leyes.
Ahora los ladrones
globalizados
y confundidos en el
anonimato,
tienen gestores que les
protegen
para enriquecerse;
y niegan burlonamente,
ser descendientes de
Alí-Babá,
a los que los delatan
con nombres y detalles
en los paradais paipers.
Elda 7 de noviembre de
2017
Jesús Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
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