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Epitafios I
Desperdicié la vida
buscando la libertad
del pueblo llano
y ahora estoy aquí
prisionero y encerrado.
Después de una vida agitada;
qué fácil fue hallar la calma.
Llegado a esta situación
no sé lo que haré mañana.
Me vine sin billete ni reserva,
este viaje, corre por vuestra cuenta.
Haced bien las cosas,
pero sobre todo
cerrar fuerte la losa
no sea que una noche
me presente hasta en la sopa.
Viví precipitado
como un gran vino de reserva,
lástima que este delicioso bouquet
se agriará en la despensa.
Os espero con media sonrisa
pero no tengáis mucha prisa.
Cierto que viví veloz en el tiempo,
pero nunca quise llegar,
con tanto tiempo de sobra.
Fijaros en mi sombra de día
que es lo que permanece
y no en mi reflejo nocturno
que es pura fantasía.
Somos muchos
los que callamos aquí abajo
las convicciones
que teníamos allá arriba.
Escucha el sonido del silencio
y sabrás de palabras sinceras.
Nadie me pudo tapar la boca
hasta que se cerró ella sola.
Lo bueno de este sueño,
es que no es una mala pesadilla
sino un sueño eterno sin almohadilla.
Con mi adiós hasta siempre
compañeros
os ofrezco un pequeño hueco
junto a mis pensamientos.
Nunca tendremos tanto tiempo
para ponernos de acuerdo.
Sólo los mejores
pasamos las pruebas
Si alguien quiere encontrarme
sólo tiene que aprobarlas.
Siento dejaros
pero tengo prisa,
oigo las campanas
y no llego a misa.
Mira por donde,
mientras unos enloquecen
bebiendo cerveza,
yo he sentado aquí abajo la cabeza.
No creáis todo lo que os digan,
cuando lleguéis aquí ,
veréis que todo es palabrería
y se olvida el primer día.
Deciros puedo
que os he querido mucho;
ahora dejarme que me tome
un ligero respiro.
Aquí no me molestan
ni moscas ni mosquitos
tan sólo me pica
el polvo que se cuela
por los resquicios.
Qué puedo deciros de mis
sentimientos,
que dejé colgados en la percha,
esperando ver si alguien se los cuelga.
Ya nada importa ni se justifica
ya nada tiene sentido
al otro lado de la vida.
Elda 4 de noviembre de 2017
Jesús Gandía Núñez
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