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lunes, 20 de noviembre de 2017

Dignidad

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Dignidad

¡Pardiez deleznable señor!
jamás  permitiré
que me tratéis
como esclavo.

Sé que sois mi amo
y yo vuestro lacayo,
pero no consiento
que me humilléis
ante extraños.

Mi dignidad es tan alta
como puede ser la vuestra.
Retirad vuestra ofensa
 o  defender vuestra vida.

Aquí  está mi espada
ella clamará justicia,
poneos en guardia
o retirar vuestro insulto.

¡Lacayo insurrecto y bellaco!
si sabes que soy tu amo,
atente a las consecuencias;
daré  con tus tristes huesos
en el foso de la inmundicia.

Pues defendeos mal señor,
que mi dignidad es mi consigna
y a nadie permitiré que la haga astillas.

Se hizo el silencio
se oyeron cruces de acero,
ataques y retrocesos.

Duró  la lucha hasta que salió la luna
y al final sucumbió el avasallador tirano
a la dignidad del noble lacayo.

Y es que la dignidad tiene la fuerza
de la razón y la conciencia
y el tesón y el perfil de la nobleza.

Elda 20 de Noviembre de 2017

Jesús Gandía Núñez 

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