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Invasión
Había en su cuerpo como un choque de trenes.
Donde antes era el tráfico fluido,
ahora un ejército químico,
lo había convertido en bochornoso.
La tensión reinaba en el ambiente;
mientras píldoras y fármacos
formaban tristes caravanas;
en cada cruce de su cuerpo
se producía una gran batalla.
Más de 200 pastillas de visita
se repartieron como hormigas.
Mientras las defensas se veían sorprendidas,
“el proçes” seguía su hoja de ruta.
Nada bueno presagiaba tal algarabía.
Pronto se atascaron las vías,
perdieron flexibilidad las venas
y el ordenador central
tuvo que hacer sonar la sirena.
Ante aquella sonora alarma,
como tras una gran bandera,
aparecieron defensores por todas las esquinas;
dándole a diestro y siniestro
a aquellas 200 pastillas.
En realidad la invasión fue receta
de mala praxis y protocolo,
pues es menester curar la tropa,
sudando la camiseta
Elda 2 de Noviembre de 2017
Jesús Gandía Núñez
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