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HASTA AHORA NADIE LO CONSIGUIÓ
Ella aguardaba paciente,
sabía que llegaría su momento
de ajustar cuentas pendientes.
Se le había escapado en varias
ocasiones
cuando creía que lo tenía en
sus manos,
pero él supo salir airoso de su
asfixiante acoso.
Ahora no lo perdía de vista ni
un instante,
repetía una y otra vez “a mí no
se me escapa nadie
y en cualquier descuido le daré
su merecido”.
Pero aquel hombre parecía de
dura piedra,
tenía el tesón de los héroes de Grecia
y la sabiduría de la oriental
medicina.
Atraía sobre su persona el
magnetismo
divino de constelaciones y
estrellas
y con esa armadura se protegía.
Ella seguía agazapada tras su
sombra,
sin que nadie se apercibiera,
esperando caer sobre su presa.
Hasta este día nadie se escapó
de sus garras
y desde luego éste no iba a ser
el primero
que consiguiera reírse de ella.
Preparó una distracción
oportuna,
forzando un grito cuando él, despacio, cruzaba la vía
y el extraño acelerón del tren
segó en dos su vida.
Y por fin llena de satisfacción sonrió la parca con malicia.
Elda 27 Enero 2020
Jesús Gandía Núñez
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