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QUE SE SIENTE Y REME
Para mis noches de insomnio
necesito un amor desprendido,
que se siente y reme en mi
regazo
con sensualidad y cariño.
Para que mi bajel averiado
llegue a un puerto protegido,
necesito…
un amor generoso y atrevido,
que una vez anclado y seguro,
me devore con apetito,
desde la córnea de mis ojos
hasta más abajo del ombligo;
que saboree mi mástil caído
y lo vuelva a poner en
servicio.
Yo me comprometo, por escrito,
a poner sus flameadas velas
boca arriba
y conseguir que me pida a
gritos,
que humedezca su piel de fresa
hasta que llegue a perder el
sentido.
Si la tierra es redonda y
achatada
nosotros podemos ser el Ártico
y la Antártida
y gozar de nuestros polos
invertidos.
Si el sol y la luna se sienten
en el olvido
porque su amor, distante, va a
la deriva;
solo tiene que aprovechar el
sol
los últimos coletazos de la
luna
y penetrarlos con la luz
diurna.
Por el contrario la luna
puede saborear sin prisas al
sol,
cuando el crepúsculo lo oculta,
entre lengüetadas y dulces caricias.
Serán los únicos momentos
que se los permite la
astrología;
y solo es cuestión de invertir,
si hace falta, nuestros puntos
de vista.
Elda 19 Enero 2020 – Jesús Gandía Núñez
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