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DE
UNOS SOLARES RURALES, A UN BARRIO DE
BANDERA
Conocí
este barrio allá por los años setenta,
en
aquel entonces casi todo era campo,
de
oliveras y almendros abandonados,
terreno
baldío y de secano.
Fueron
pasando los años,
y
Petrer creció a pasos agigantados,
y
poco a poco las grúas fueron dibujando
un
callejero que se fusionó con el de Elda.
Cuando
aterrizaron, el mercado de la Frontera,
y
el Barrio de San Jerónimo,
se
llenó de vida lo edificado.
Llegó
un momento que no quedaron solares,
y
este joven barrio, antes lleno de campos,
multiplicó
sus pobladores,
hasta
convertirse, de Petrer, en el más habitado.
Ahora,
estos edificios de gentes trabajadoras,
con
la parroquia de La Santa Cruz como motora,
viven
sus momentos más gratos,
y
espero y deseo que sus fiestas sean las más sonadas.
Elda
22 septiembre 2022
Jesús
Gandía Núñez
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