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FELICIDAD
INMENSA
Después
de la jornada vivida,
mi
moral ha elevado la autoestima,
no
hay mejor vitamina
que
una buena dosis de amigos y familia.
Abrazos
sin medida,
besos
y muchas risas,
tarde
de reencuentros
para
ponernos al día.
Todo
eso lo consiguieron
unos
tiernos poemas,
que
llevaban dos años
durmiendo
en la estantería.
Y
ayer algunos se decidieron,
a
contar su historia, sutil y sencilla,
haciendo
diana en el corazón
de
muchos de los que asistían.
El
mío, se siente agradecido
por
tanto calor recibido,
y
es mi deseo compartir con vosotros
esta
dulce felicidad infinita.
Elda
30 noviembre 2022
Jesús
Gandía Núñez
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