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CUENTO DEL LIBRO QUE ME LLAMÓ LA ATENCIÓN
Como todas las mañanas
me senté en mi balancín
y cuando me puse a escribir,
una voz llamó mi atención.
-¡Eh, eh, si, es a ti, grandullón!
¿No recuerdas que día es hoy?-
Me giré, pero no vi a nadie,
allí estaba solo yo…y mis
libros.
Y volví a oír el pequeño grito:
-¡Eh, eh ¡ Estoy en la estantería,
y te digo que hoy no toca escribir,
que es el día del libro y me toca salir.-
-¡Vaya! Qué susto me diste
alzando tu voz; ahora estoy contigo.-
Me levanté y cogí el pequeño
libro,
mas bien parecía un viejo
pergamino.
Me extrañé pues antes no lo
había visto,
sería el único de mi biblioteca
que no conocía,
pues todos los libros los había
leído;
seguro que mi mujer lo trajo
del rastrillo.
Cuando lo abrí y empecé su
lectura,
me pareció un libro lleno de
ternura,
con la magia de un escritor de
bandera,
y a cada hoja, la voz se
mostraba agradecida.
Me llegó a contar su enorme
desdicha:
“por viejo y mala presencia,
hacia años que nadie lo leía,
y tuvo que alzar la voz desde la estantería.
¡Que hoy era el día del libro!”
y los dos nos abrazamos con
enorme alegría.
Elda 23 Abril 2020
Jesús Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
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