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VIVIR
SIN LA ESENCIA
Me
hace falta oír el susurro de la fuente,
el
gorjeo mimoso y amoroso de los pájaros,
que
impetuosos, se transmiten de rama en rama;
que
la brisa se lleve el tormento de mi cara,
y
sienta de cerca el cálido abrazo de mis nietos.
Necesito
volver a recorrer mis senderos,
bajo
la sombra protectora del bosque austero.
Nunca
fui hombre de asfalto y voy renqueante,
sin
solución inmediata, entre el olor alquitranado
que
regurgita el miedo en el silencio de las calles.
Me
emociona pensar en la vuelta a lo cotidiano,
porque
nos hemos convertido en sedentarios,
auténticas
estatuas de mármol, simples estampas.
Solo
la lluvia me despierta de este letargo,
recordándome
la belleza de la primavera.
Ausente
de lo más esencial de la vida, la naturaleza…
perezco
cada día acosado por la desidia.
Y
sediento de nuevos e imposibles encuentros,
sangro
por los poros, tristezas y desventuras,
que
me atormentan … incrementando mis dudas.
Elda
18 Abril 2020
Jesús
Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
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